A la manera del segundero de un reloj, los elementos animados se mueven marcando el tiempo de la obra; un tiempo que corre sin pausa propagando el movimiento al infinito, provocando una reacción en cadena: la creación (el edén), el jardín de las delicias (el paraíso), el infierno (la muerte).
La voz en off guía el recorrido y enfatiza los versos de los Sonetos a Orfeo de R. M. Riike, «Todavía es hoy» de M. J. Romero y «El reloj» de Charles Baudelaire, que expresan en género poétco el drama del artista, su visión ontológica.
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