Los vecinos están convencidos de que sus búhos de plástico espantaran a las palomas, con el propósito de mantener la comunidad alejada de los excrementos de las aves. Mientras tanto, siguen tirando sus colillas por el balcón, desquiciados al ver que su estrategia no sirve de nada. Lo que ellos no saben, es que las palomas y los búhos, ahora están conchabados para hacer de este vecindario todo un infierno.
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