La envidia, la codicia, la avaricia y otros pecados son sólo el cóctel molotov emocional que nos conduce hacia el tipo de entramados difíciles de desbloquear que suelen establecerse en cualquier tipo de ambiente en el que un grupo de seres humanos con intereses contrapuestos se vean forzados a relacionarse entre sí. La forma de interactuar en ese caldo de cultivo de intensas emociones se corresponde, paradójicamente, con patrones que se repiten cíclicamente y de forma instintiva, de igual forma que las abejas o las golondrinas se reparten sus tareas diarias.
EN: La envidia, la codicia, la avaricia y otros pecados son sólo el cóctel molotov emocional que nos conduce hacia el tipo de entramados difíciles de desbloquear que suelen establecerse en cualquier tipo de ambiente en el que un grupo de seres humanos con intereses contrapuestos se vean forzados a relacionarse entre sí. La forma de interactuar en ese caldo de cultivo de intensas emociones se corresponde, paradójicamente, con patrones que se repiten cíclicamente y de forma instintiva, de igual forma que las abejas o las golondrinas se reparten sus tareas diarias.
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