Eran las seis de la tarde del 30 de enero de 1962. Un frío día en el que todo parecía normal, los niños jugaban tranquilamente en la calle y los mayores acababan con sus tareas cotidianas cuando, de repente, un gran estruendo alarmó a todo el vecindario. «¡La torre! ¡No hay torre!», gritaba Carlos Revuelta a su padre, que le preguntaba qué estaba ocurriendo.
Una inmensa nube de polvo ocupaba lo que momentos antes era una de las torres más hermosas de la provincia de Valladolid. La nube eclipsó durante muchos minutos el lugar que correspondía a la torre, mientras los vecinos miraban estupefactos lo que había ocurrido. El Norte de Castilla se hizo eco de la noticia ilustrando la crónica con seis fotografías que recogían el estado en el que quedó el templo. El corresponsal describía así el suceso: «Fue un desplome lento, como queriendo aun seguir erguida y majestuosa, era el orgullo e las torres medinenses». Todos los vecinos colaboraron en el desescombro, incluso se acercó desde Valladolid el teniente alcalde Amancio Bayón, hijo de La Seca.
Bajo esta historia, la empresa Visual Creative con sus tres socios a la cabeza – el director Javier G. Celay, el productor Miguel Sánchez y el director de fotografía y montador Pablo García– se ha encargado de una producción cinematográfica sobre la jornada del 30 de enero de 1962. El documental ‘La seca, 50 años sin torre’, de una hora de duración, se centra en el día en el que se hundió la impresionante torre que presidía la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.
Ficha del video
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