Todo fue una broma. Se abría una puerta, llegaba un invitado, la casa estaba casi a oscuras y había musiquita de piano. Manuel Ríos San Martín abría en albornoz y calzoncillos. Cuando pasaba el recién llegado y se cerraba la puerta se escuchaba la voz de una chica preguntando que quién era. Aparecía María en bragas y camiseta y el invitado quería morirse. Y así, treinta veces.
Este corto es la dramatización basada en lo que ocurrió en aquella fiesta. Según dicen los que lo sufrieron lo más impresionante era la sensación de estar solo, metiendo la pata y que de pronto aparecieran de la nada 30 personas y te dijesen que te escondieras que llegaba el siguiente.
Ficha del video
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