Narciso y su muñeco de ventriloquia, el Señor Puppe, sobreviven en la miseria de los viejos artistas en decadencia. La soledad se apodera de sus vidas y la frágil línea que delimita la realidad y la cordura van desapareciendo hasta no saber quién de los dos es el ventrílocuo y quién la marioneta.
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