Un lobo le dijo a un niño que con su carne tierna iba a pasar el invierno. El niño le dijo al lobo que sólo comiera una pierna porque siendo aún tan tierno iba a necesitar muy pronto que estuviera bien cebado pues llegaría un momento en que, aunque cojito, necesitaría un asado de lobo como alimento.
Se miraron, se olisquearon y sintieron tanta pena de tener que hacerse daño que se pusieron de acuerdo para repetir la escena evitándose el engaño de que para sobrevivir dos personas que se quieran sea siempre necesario que, al margen de sus afectos, unos vivan y otros mueran. Ambos murieron de hambre.
Cortometraje basado en la novela «Los girasoles ciegos» de Alberto Méndez.
Ficha del video
También te gustará
Porque no sabías que te gustaban tanto los cortos… Hasta ahora